5.5 Desarrollo urbano y explotación demográfica

En las próximas dos décadas, la mayoría de la población mundial estará viviendo en las ciudades y el número de residentes urbanos de países en desarrollo se duplicará, aumentando en más de dos mil millones de habitantes. Esta dramática migración desde las áreas rurales hacia las urbanas no tiene precedentes y conlleva grandes oportunidades y desafíos.

 

América Latina y el Caribe están entre las áreas con una de las tasas de urbanización más altas del planeta. Las Naciones Unidas prevén que en 2020 el porcentaje de su población que habitará en áreas urbanas superará el de la población residente en países desarrollados (donde la mayoría de la población tiene una alta tasa de ingreso per capita) haciendo de ésta, la región más urbanizada del planeta. En 2000, las ciudades latinoamericanas concentraban al 75 por ciento de los 507 millones de habitantes de la región y producían más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB).

La urbanización ofrece nuevas oportunidades de promover la mejora en la calidad de vida de la población de bajos ingresos. Hay una fuerte relación positiva entre el incremento de la proporción de población urbana en América Latina y el crecimiento de PIB per capita en el período 1975–2000. Es más, las economías de los países más urbanizados crecieron más rápido que las de las naciones menos urbanizadas. La productividad de las empresas y la mano de obra urbana es considerablemente mayor que la de sus equivalentes rurales. En general, el estándar de vida de la población urbana es también mejor que el de los habitantes rurales, a consecuencia de las mejores oportunidades de trabajo, mayores ingresos y más fácil acceso a servicios sociales y urbanos. A pesar de un masivo crecimiento demográfico en las ciudades (más de 200 millones de nuevos habitantes en sólo 25 años que cubrieron el período entre 1975 y 2000), el porcentaje de población pobre en áreas urbanas siguió siendo alrededor de un 30 por ciento.

 

Como respuesta al constante interés mostrado por los países prestatarios de invertir en desarrollo urbano, el BID desde su comienzo ha mantenido una cartera activa de proyectos que apoyen el desarrollo urbano. El Banco provee apoyo selectivo para proyectos que contribuyan a desarrollar la capacidad de los países prestatarios para responder a los desafíos impuestos por el crecimiento urbano y para mejorar las condiciones de vida de la población de bajos recursos, según las prioridades establecidas por cada país. Este apoyo se ofrece a través de operaciones de asistencia técnica y préstamos que:

Aumenten la oferta y mejoren la calidad de los servicios básicos para la población en las ciudades, especialmente para los sectores de bajos ingresos;

Reduzcan los efectos ambientales adversos del crecimiento urbano;

Financien proyectos que, por un lado, transformen las ciudades en atractivos centros económicos y por otro, contribuyan a generar ingreso y oportunidades de empleo productivo, especialmente para los sectores de menor ingreso, haciendo particular hincapié en el aumento de la productividad de pequeñas unidades económicas;

Mejoren la efectividad de las instituciones responsables de la formulación y administración de políticas y programas de desarrollo urbano, especialmente gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales que trabajan a nivel de organizaciones de base.

El Banco alienta a los gobiernos a seguir políticas que movilicen efectivamente los recursos privados y públicos y que ayuden a los hogares a resolver sus problemas de vivienda. El Banco provee financiamiento para programas y proyectos que mejoren directamente las condiciones de vivienda de la población de bajos ingresos mediante la mayor disponibilidad de nuevas soluciones de vivienda costo-eficientes o el mejoramiento de barrios y viviendas existentes.

El Banco financia programas de subsidios públicos sostenibles que sean transparentes, focalizados para vivienda cuando se pueda demostrar que constituyen un medio eficiente y equitativo para estimular el mejoramiento de las condiciones de vivienda de la población de bajos ingresos.

El Banco ofrece asesoramiento de políticas, cooperación técnica y financiamiento para el diseño e implementación de reformas en el sector conducentes a eliminar los obstáculos que impiden la asignación eficiente y equitativa de los recursos para vivienda. Los campos de actividad incluyen, pero no se limitan a, el mejoramiento del marco regulatorio para la producción de viviendas, la promoción de mercados eficientes de tierra urbana, la creación de mecanismos eficientes y sostenibles para el financiamiento de viviendas, la promoción de la inversión privada en viviendas de alquiler, y el desarrollo de una industria de la construcción eficiente y competitiva. Las deficiencias en los mecanismos de financiamiento de vivienda deberán abordarse en forma congruente con políticas adecuadas del sector financiero.

 

El Departamento de Desarrollo Sostenible apoya a los Departamentos Regionales de Operaciones en la realización de actividades que ayuden a satisfacer la necesidad cada vez mayor de la región para obtener una solución a los crecientes problemas de desarrollo urbano. Su personal especializado en desarrollo urbano está a cargo de diseñar estrategias y políticas en áreas claves de las actividades del Banco como son: reforma del sector vivienda, mejoramiento de barrios, desarrollo municipal y provincial, desarrollo urbano integrado, recuperación de áreas centrales y preservación del patrimonio cultural urbano. Parte de las responsabilidades del Departamento también incluyen trabajo de investigación, diseminación de mejores prácticas y el diseño de arreglos institucionales efectivos para ejecutarlas. El trabajo se disemina a través de un programa activo que consiste en reuniones técnicas, seminarios y publicaciones. El personal de desarrollo urbano también apoya a los equipos de proyectos de los Departamentos Regionales de Operaciones que están involucrados en la preparación de innovadoras operaciones de cooperación técnica y de préstamos.